domingo, 25 de enero de 2009

Susanito


"Ave nocturna; tras su vuelo deja tanta soledad".

Es inherente a mi. Vino en el mismo Pack (in-)Cómodo (demasiada Caja) desde que berrié por primera vez y siempre me acompañó; en las buenas y en las malas.
Mi carácter cerrero de mula, mi impotencia frente a la obsoleta estupidez, mi bronca denodada e imposible de disimular, por más sonrisa de guasón que te invente.
Se me nota en la cara.
Me gusta que se note.
Porque, para ese tipo de cosas, directamente no se mentir.
No me importa que no te guste mi cara de culo.
Me nefregan *todas* las disculpas que me des.
Me importa un reverendo culo tus razones.
Yo no busco razón ni perdón.
No quiero saber nada sobre los *peros* que, desde un principio, estaban vedados. No fui yo la que puso esa regla, y no soy yo quien la rompe.
Mis reglas, mis principios, mis pero, porque, como, cuando, donde y quien los respeto a rajatabla, siempre.
Que te haga participe o no, es problema mío.
Pero no me vengas, no me vengas con huachaferías pendejas después de comer de otro tazón.
No te pido nada más.
Simplemente, atragantate hasta quedar cianótico.
A ver si se me ocurre después desatorarte...
O no.

martes, 16 de diciembre de 2008

Mi Brújula


Me cuelgo (muchas veces)
Con brújula o no, voy a la deriva (y otros cuentos, de Horacio Quiroga)
Analizo, todo el tiempo.
Eso no quiere decir que tome las desiciones correctas, aún a consciencia.
Me fascina equivocarme. Porque, haciendo lo correcto siempre sé cuál es el resultado. Equivocándome, descubro nuevos y quasi orgásmicos resultados de los cuales aprender (y aprehender) en un futuro.
Mi madre solía decir (solía no porque esté fuera de combate, sino porque ahora dice otro tipo de cosas) que la nariz de oropéndola no es sólo un adorno más de la cara, ni del sentido del olfato o aún del equilibrio. Es un arma poderosa y afilada que nos revela más que cualquier palabra siempre que uno sepa usarla.
Mi nariz últimamente me ha llevado al éxtasis incomparable que nos da la culpa, al desenfreno de mi carácter de mula cuando te digo y te repito *que la gorda grasa está caliente con vos*, a elegir algo que *definitivamente* no me gusta porque el fin siempre justifica los medios.
Mi nariz, mi pequeña brújula, hasta ahora nunca ha tenido una derrota. Ella me reclama - y aclama - y yo, liliputiense vástaga caprichosa, me cago en mi instinto, muchas más veces de las que me gusta aceptar. El problema está, oh, gran pecadora, en que mi carácter y mis impulsos son muchas veces más fuertes que mi instinto. Ese que me avisa de antemano y del cual reniego hasta el último momento hablándome a mi misma: - Ay, por favor!, no seas enferma!... la gente no es tan así como pensás - Y es cierto.
A veces es peor.
Pero, como canta Manu Chao, yo (no) me cago en el amor, me cago en todo lo demás. Defeco displicentemente y con felicidad sobre aquéllos que intentaron hacerlo de antemano, porque *el que caga último, caga mejor*
Y mi brújula, mi nariz, mi instinto me lleva, también, a adorar con devoción a aquéllos que he calificado, sin errores, de seres excepcionales. Mis amigos de siempre, mis amigos de ahora, los de antes, los que lo son y por cagona (valga la redundancia) no me atrevo todavía a calificarlos como tales, están en mi lista de amores platónicos e incondicionales, porque ellos son, también, muchas veces la brújula y el oriente que necesito cuando ando perdida por quién sabe qué rumbos.
Mi brújula, eternamente.
Los demás, están demás.

lunes, 1 de septiembre de 2008

La Balanza de la Injusticia


Tengo exactamente 22 años, 11 meses y 28 días, si contamos que nací un año después de otro biciesto y, por ende, sólo faltan 53 horas y 49 minutos más para mi próximo natalicio, exacto.
Como siempre, pongo todo en una balanza y mido, a ojo más que crítico, mis últimos 365 días.
*NO* es malo el resultado, sinceramente.
Pero, les confieso, mi más terrible y acechante pecado que sigue atormentandome hace más de dos años y medio: poniendolo en una balanza, yo no sé porqué, a veces él sigue pesando un poco más.
O no *MAS*, sinó que diferente.
Como pesar 1 kilo y 1 litro.
O 1 kilo de plomo y 1 kilo de plumas.
Qué pesa más?
De éste lado del cuadrilátero tenemos al hombre más tierno, lindo, dulce, compañero, inteligente, gracioso, honesto, caprichoso, divertido, paciente y complaciente del mundo. Un hombre que tiene la medida justa *de todo* y al mismo tiempo no es tan perfecto como para catalogarlo como *el perfecto pelotudo* en el que se suelen convertir los hombres con todas estas cualidades a cuestas.
C. sabe consentirme sin caer en la desgracia de ser el pichicho atolondrado de una mujer con un carácter de mierda como yo. Cuando me paso de la raya con la idiotez, sabe frenarme de la manera más justa (más merecida) ganando TODAS las partidas porque termina haciendome ver lo boluda que puedo ser muchísimas veces.
Con él se puede crecer y *ser*.
Qué otra cosa puede pedir una mujer?
Poco y nada.
Pero si existe en el mundo ese *poco*, o por lo menos en mi mundo, es una simple respuesta.
Una respuesta que quedó perdida quién sabe donde, en qué universo paralelo donde soy la misma, o no.
Del otro lado del ring, para pelear contra mi excelso caballero perfecto (casi perfecto) no hay nadie. Está vacío. Y C. le da pelea, todo el tiempo, porque no se aferra a eso de que "ojos que no ven, corazón que no siente". El no puede ver, pero lo siente. Yo sé que lo siente.
Yo sé que a veces él sospecha que sigo soñando.
Que escucho "Penélope" y se me licúa un poco el corazón.
Que le reprocho a mi madre el haberme lapidado el día que me confesó que todas las mujeres alguna vez fuimos una Penélope; que alguna vez nos dejaron esperando con la promesa de que algún día, en algún momento, iban a volver.
Y lo que *no entiendo* definitivamente es PORQUÉ MI BALANZA SIGUE ESTANDO IRREGULAR.
Porqué si de un lado tengo *TODO* y del otro no tengo nada, la aguja marca, perra de mierda, la mitad perfecta entre ese vacío y ese hombre que sí existe, que sí está, que sí se quedó.
No hay más pelotas, ni más puertos ni fines del mundo.
No hay más Helsinky, ni Sinaloa, ni Alkmaar, ni Austria nevada.
No hay más sets, ni games, ni fideos con filetto.
No hay más esquinas ni panes con miel.
Y no lo añoro, LO JURO.
Pero es que, a veces, me pregunto...
Porqué es TAN PUTO el amor?
No lo cambio.
A C. no lo cambio.
Porque es el hombre que me cambió.
El hombre que me enseñó que el amor es *más* que un amor *rápido y furioso*.
El hombre al que abrazo mientras duermo 5 días a la semana.
El hombre que logró enamorarme aún en desventaja, y sabiéndolo.
El hombre que supo que tenía más chances de perder y sin embargo apostó todo al rojo, al *rojo pasión*.
El hombre que yo quiero.
Y quiero que lo sepa.
*QUIERO* que lo sepa.
Que yo no puedo olvidarlo, simplemente porque lo amé.
Y que uno no deja de amar, porque el amor es *sin muerte*.
Pero que yo a él puedo amarlo igual.
E incluso con mayor intensidad, si sólo me dejara.
Quién, C.?
No, yo.
Si yo me dejara amar, una vez más, para tirar mi balanza a la mierda, que no es más que un pedazo de lata hecho de recuerdos.
Los recuerdos son unos hijos de puta.
Ese es mi pecado mortal: tener tan buena memoria que no puedo mandarlos a cagar como quisiera.
Pero así nací hace casi 23 años: loca un poco, nada más.

lunes, 30 de junio de 2008

El Acertijo


Empezemos con humor
(de ahí la elección del mítico personaje interpretado por Jim Carrey)
Y, porque darle tanta trascendencia a alguien (o algo) que no merece mi atención ni la de ustedes? Porque cumplo, nuevamente, con otro pecado quasi mortal: la curiosidad.
Y recibo, como es de esperarse, comentarios de *X* persona con el seudónimo de *nosalpiques* (http://nosalpiques.livejournal.com)
Cuando era chica leía mucho, casi tanto como ahora. Y había un libro de Elsa Bornemann que tenía un título bastante parecido: "No hagan olas". Como antología de cuentos, narraba distintos hechos que divierten y llenan de asombro a los pequeños e incautos infantes; entre ellos, el cuento titulado más arriba, que contaba la historia de un hombre que se iba al infierno e intentando elegir en qué cuarto iba a hospedarse indefinidamente, se decidía por uno que, tras la puerta, no exhalaba lamentos ni quejidos ni dolor. Lo elige y el Diablo cumple su petición: lo hecha de bruces a las puertas de su eternidad. Y, oh sorpresa!, se dió cuenta de que cayo en una terrible - y repugnante - trampa. Nadie se quejaba, porque no podían. La mierda *literalmente* les llegaba hasta la comisura de los labios, y siempre que caía alguien nuevo, los tapaba hasta la cabeza de la misma. Y de ahí el murmullo lento y rítmico del *no hagan olas*, es decir, no vuelquen mierda.
Y pienso que es una contradicción que alguien con un seudónimo tan parecido no haga más que eso: tirar mierda pa' todos lados.
Yo no doy nombres, y tanto el aire como internet, son de libre uso y uno hace con él lo que se le cantan las pelotas, sin más.
Me pregunta la señora "nosalpiques" (y su sexo es TAAAAN evidente; los hombres carecen casi por completo de la envidia que caracteriza a las mujeres) porqué yo destilo tanta mierda.
Perdón?
No estaba aclarado en el prólogo?.
No se entendió?.
Tengo que ser más realista y darme cuenta que hay seres de inframundo que no saben leer entre líneas ni aún lo que se cae de maduro?.
Debo dejar de lado mi necesidad de creer que todavía existen personas con un poco de sentido común e incluso de inteligencia para razonar lo que lee?.
O es que simplemente "nosalpiques" no sabe leer?.
Supongamos que es una oligofrénica más del paquete de fungus que detallamos anteriormente y, por ende, hay que explicarle las cosas.
Me tomo el trabajo, para no pecar de arrogancia, y te lo explico:
El mundo está poblado por tres tipos de personas: la gente con coeficiente de 100 en adelante, los fungus con un nivel de inteligencia menor a 75, y las bacterias con signos vitales de tu especie.
Y lo que me mata, Dios!, cómo me mata!, es esa necesidad de ocultarse tras seudónimos infantiles como "nosalpiques" CREANDOSE un blog inexistente SÓLO para poder firmar en el mío.
No queda más que decirte que no me retracto de nada de lo que digo, y menos cuando me das TODAS las razones para creer que, de verdad, el mundo está poblado de retards como vos. Y lo peor de todo es el tiro por la culata, linda: soy tan importante para vos que no podés dormir tranquila sin hacerme saber que tu infradotada persona se tomó TODO ese trabajo por mí.
Gracias.
Hoy me das una nueva razón para sonreír, y, de paso, cagarme de risa un rato.

jueves, 26 de junio de 2008

Desconfiada


He aquí otro de mis grandes pecados: al resto de la gente le confío todo. A los que más quiero, no.
C. me compró el otro día una cajita de bombones.
Me manda mensajitos lindos mientras está en la Universidad.
Me compra M & M's de maní porque sabe que me gustan, y la Vauquita gigante (como de medio kilo) que vi en el kiosco.
Mis nuevos zapatitos sttiletto de Charol son regalo de él.
Me despierta con besos en la nuca y me deja dormir todo lo que quiero (e incluso renuncia a su Champions League para dejarme ver los Simpson toda la tarde).
Me deja ver la repetición por Fox.
Y aunque se ría porque lloro con películas pedorras (*Tierra de Osos* fue la más pior), siempre sabe consolarme en mi desazón cinematográfica.
E incluso, y esto es lo que más me llama la atención, no me toma como un objeto sexual.
Y se estuvo portando tan lindo éste último tiempo que ya no tengo ninguna duda:
*me está cagando*

martes, 24 de junio de 2008

Prólogo




Mi amiga Charlotte vive diciéndome que es una pena, a veces siendo tan buenita, que merezca ir al Infierno sin escalas. Y siempre le respondo lo mismo: qué otra alternativa tengo si es ahí donde voy a encontrar a la gente que quiero?
Empezemos por lo básico: nada de crítica constructiva. Pura maldad, sólo por amor al arte.
Es que a veces es imposible, tecnicamente imposible no ahorrarse algún comentario.
Que si me muerdo la lengua muero envenenada?
Bueno, de algo hay que morirse.
Y no empezemos hablando de la urbe universitaria; parásitos todavía subuyugados a las gónadas paternas porque no saben hacer otra cosa: ser fungus de un fungus que a la vez es piojo de otro más.
Qué puede esperarse de alguien que se viste para ir a la Facultad como si fuera a bailar?. QUÉ PUEDE ESPERARSE DE ALGUIEN A QUIEN TODAVÍA LE GUSTA ARREGLARSE PARA IR A BAILAR?!.
Sintetizemos: Botitas taco bajo, puntudas, color negro, gris o chocolate. Pantalón Chupín. Así seas un absceso de 130 kilos, Chupín; no hay otro, es la moda tipo ná. Remeras largas combinables con el push up del que no pueden desprenderse (tanta comida "light" al pedo, porque después no hay de dónde agarrar). Camperitas! Dios, me enferma ir por la calle viendo las cabezas enarboladas de peluche sintético, en motivo inflable o camperón. Y el pelito, mamita; si no es el mismo corte *flequillo que me queda como el culo* son las extensiones de Barbie berreta que se compran en Once. Un poco de originalidad para el sector femenino, por favor.
Y ojo, que tampoco hay que irse al otro extremo: léase cúmulos de inadaptados que para no *pertenecer* a un estereotipo social se unen, paradójicamente, a otro estereotipo; Darkys, Hippies, Alternos, Punkys y Sport. Particularmente, con éstos últimos puedo llegar a vomitarme 13 veces antes de poder fijar la vista en otra parte. Qué es eso de las Nike Boing, las camperas deportivas y los pantalones de jean anchos?.
Así es como, a simple vista, este generoso país me da las mil y una posibilidades de destilar mi primer gran pecado dondequiera que me encuentre.
Peco de soberbia?...
Naaaah....
Peco de boluda, porque mi inocencia me lleva a creer que allá afuera, mis pares, pueden ser considerados tales.
Dejemos de lado que con el simple hecho de emborracharse aunque sea una vez al mes, estadística y cintíficamente está comprobado que millones de neuronas de nuestro cuerpo se desintegran al son del pedo de fin de semana.
Y, por Dios, qué pasa con la consciencia social?. Es que acaso no les enseñan en las escuelas que son las únicas células del cuerpo humano que dejan de reproducirse desde que nacemos?.
Evidentemente no. O están más preocupados en aprender otro tipo de cosas (como no mezclar alcohol si se toman metanfetaminas).
Una amiga de mi hermana, de 17 años, está embarazada. Tuvieron clase de educación sexual a fines de la primaria (esa en donde a las nenas les regalan toallitas femeninas y a los varones les dicen que masturbarse crea impotencia) y se repitió, extrañamente, no hace poco. La buena nueva? "Niños, el coitus interruptus también puede dejar embarazada a la mujer. Aprendan, pues, cómo se coloca el preservativo de una vez por todas". La respuesta de la futura madre fue: ojalá lo hubiera sabido antes. Lo del coito?. No, linda. Lo del preservativo. Ella también peca de boluda, si ustedes me perdonan.
Una compañera de la Universidad de mi novio dice que la trato mal (y aclaremos que es del grupito fungus que se detalla arriba). Y eso que soy bastante simpática, hago buenas migas con facilidad, sé reirme de mis propios errores, soy divertida, inteligente y suspicaz. Y linda, aunque peque de arrogancia. Rubia desde el primer mes de vida. Tengo buenas tetas, lindo culo y me gusta el helado de Chocolate. Y qué?. Se preguntarán ustedes porqué el astro fungus mencionado se siente a la defensiva conmigo. Y la respuesta es sencilla: porque me cae como el culo que con su cara de marsupial y su aro grotesco a modo de lunar sobre la boca me pregunte a mí, A MI, dónde y porqué no encuentra en una fiesta a MI novio. Calma, que apelando a toda la dignidad con que mi madre me parió le contesto, simplemente, que está en el baño. Y lo ESPERA. El susodicho acababa de descubrir el universo: se dio cuenta de que se puede cagar y vomitar al mismo tiempo y embocarle a los lugares pertinentes en un baño de 1 x 1. No contenta con esperar fuera del baño, se va *para no regresar*. Pero llama, queridos míos. Llama al celular de un amigo para pedir por él, porque *porfis, porfis, hago lo que quieras si venís a bailar con nosotras: una orgía con lesbianas, enanos, homosexuales, LO QUE QUIERAS*. Quedé boquiabierta. Y yo que pensaba que ésta mina pecaba de boluda, también. No señores, descubrí un nuevo pecado Capital: La Regaluda. Un mix de regalada hasta dar pena y boluda hasta dar risa.
Y después dice que la trato mal, cuando ni siquiera le levanté la voz mientras me daba el "recado". Pero voy ascendiendo, porque si ahora peco de inocente, pronto pecaré por violenta: no le dejo un solo diente en su lugar. Lo juro.